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Poemas publicados




Las alimañas salen de noche.
Hoy dialogo con el viento,
le pido que no se calle,
que me cuente qué sucede allí,
donde campan impunes los sin alma.
No se puede
manchar la rosa,
cortar al pájaro el vuelo,
negar a la ola su orilla.
En la sinrazón, el cobarde
mancilla de la mujer el cuerpo,
lo ensucia de sí,
vierte en él toda su rabia
para ser dueño de nada.
No ganarás esta batalla,
ni podrás apartar de tu conciencia
tanto horror como atesoras.
Es tu herencia,
vivir de su última mirada prisionero,
leer en ellos dolor y desprecio,
sus ojos por siempre,
tu cárcel y tu condena.

 



Papeles del Martes nº54 y Certamen Tamariu 2014

La calle de ayer
La calle de mi infancia huele a ausencia
solo existe llena de vida
en mi alma, que la recrea.
Vuelvo a ella a poblar el olvido
en busca de calor
y solo encuentro silencio
tras las puertas cerradas,
nadie observa entre los visillos,
ni me pregunta
por qué he vuelto.
Me pierdo en el rumor antiguo
del agua de la acequia,
no es mía la ropa blanca tendida al sol,
ni tuya la camisa posada sobre la hierba,
no reconozco lo que veo,
fui alguna vez de este lugar.
La sombra del ciprés acoge mi tristeza,
su abrazo me reconforta,
sólo él me prestará sus raíces
para tocar el cielo,
y sentirme en casa,
allí están todos
los que vine a buscar.



Bajo las raíces. Homenaje a Antonio Colinas.
Se abrieron las cancelas a la noche
salieron los caballos a la noche.

…la tarde se hace lágrima.


Hacia el frio de la ausencia

Antes de que el frio
se apodere de mi alma,
abro las cancelas a la noche
para ahuyentar mis miedos,
y preparo la senda
para no romperme,
en la nada de tu ausencia.
Si se hace lágrima la tarde,
enjuga mi desconsuelo,
pon brasas en mis manos
y retorna a mi noche la vida.
Serás la estrella
que brille en mi cielo,
la música
que pueble el silencio
donde he de encontrarte,
toda tú inalcanzable.
Antes de ser luz
posa tu piel en mí
mariposa de nieve
que arde en lo que toca.
Celebrará mi corazón
la primavera,
empapado en tu ternura,
cuando escampe la lluvia.






DECÍAMOS AYER

Calle libreros, Patio de Escuelas, Fray Luis aguarda.
Qué tiene este espacio
rectangular huerto de piedra,
armonía, perfección, belleza…
recinto sagrado
donde el ciprés me eleva
al día que nace
o a la noche de estrellas.
Con la paz en la mirada
voy a buscarte:
bendíceme
con tu mano de poeta,
antes de que vuelvas al huerto
a oir el rumor del agua,
a sentir la paz que anhelas
y olvidar lo padecido.
Antes de que retornes,
al frondoso retiro,
que tu alma sueña.

Travesías del alma. Doce escritoras con Teresa.

Detrás del silencio
Si por este valle voy perdida
dame la certeza
de que al final del camino
la luz me espera,
que Él
está detrás de este silencio
y de cada milagro
que mis pupilas contemplan.
Busco yo que sea
río que fluye
hacia el mar de mi alma,
destino del amor que le profeso,
y que me enseñe el camino
de regreso a mí misma
después de las pruebas.
 
La huella de tus pies
Me hablas
desde los caminos polvorientos
y el frio de tus pies descalzos,
me hablas
desde el amor de Amor,
tú la eterna enamorada.
Escucho tu voz
en el silencio de la noche,
en la infinitud inabarcable
de todo lo creado,
encuentro tu huella
en la luz que alumbra
mis estancias
y llena de soles
el sendero que transito.
Se aroma el aire,
-lavanda y tomillo-
a tu paso
y mana el agua
del surtidor inagotable
de tus manos,
donde sacio mi sed,
tu mensaje,
acaricia mi piel, como la lluvia
los campos y sus promesas.
En plenitud,
me conduces al horizonte
que puebla de palomas
mis orillas,
y siento,
asida a tu mano,
que Él va conmigo.








Revista pasión de Semana Santa, nº22

Cómo honrarte, Señor, con la palabra,
aromar con su perfume tus heridas,
si son palomas que esperan
en tus manos hacer nido.
Vives en mí sin estridencias,
como lámpara encendida en el alma,
como brasa calentando mi frio,
música en el silencio
que puebla el mundo que habito.
Y en esta eterna primavera,
-entre tú y yo-
sueño los trigales
donde crece tu cuerpo
y la vendimia.






Un extenso continente. Homenaje a Antonio Salvado

Hacia el no ser
Me preguntas
por qué el silencio habita mi espacio,
cada día más cierto,
posado en mí.
Cómo explicar
el miedo a perderte
el día que el aire
olvide tu nombre.
Estoy ante ti cobarde
asida a tu mano.
Caminas hacia el no ser,
pactas con el silencio
y me arrastras contigo,
aunque sé:
que siempre
habrá palabras
que te nombren.
Hasta el olor de esta roda
callará para siempre.
Nada permanece
ni lo más puro, nació para quedarse.




El cielo de Salamanca.  Homenaje al Padre Cámara.

Palomar de Alba
Mareas de aire
surcan este espacio
llenándolo de versos,
los poetas
ocupan el lugar
donde se alza tu recuerdo
y sobrevuelan las aves
este cielo.
Se posan sus alas
donde duermen tus sueños
a la intemperie,
basílica de Alba
palomar sin puertas,
cuenco para la lluvia,
cuna de estrellas
hoy levanta sus muros
piedra a piedra.
Gotas de miel
ya encienden las vidrieras
y anidan en los pináculos,
las cigüeñas.
Tras el frio y la lluvia
la primavera,
culminará la morada
que ofrecieron tus manos
a Santa Teresa.





Encontrados: Momentos de la tierra

La vida duerme
Suplica el mimbral a la luz
que pueble las orillas
que olvidó habitar la primavera,
que la vida se imponga
a la noche desierta
y se llene el aire de promesas,
que vuelvan los pájaros
a tejer sus nidos
y se envuelva la tarde
con sus trinos.
Que solo parezca
que la vida duerme
en las oscuras aguas
de este engañoso río de silencio.
 
Pájaros de silencio
Los pájaros
han llegado del silencio
para posarse
en el vértice del frio
y habitar la soledad.
Sobrevuelan el ocaso
que cubre
el corazón calcinado
de la tierra,
vienen
con semillas en sus picos
a sembrar la tarde,
renace la vida bajo su mirada
y vuelan hacia la luz.






Poetas contra la droga. Invitación al hombre.


Al final la luz
Toma mi pluma
para dibujar en el aire
lo que esconde tu alma.
Toma mi mano
y cuéntame tu pena.
La luz está en el valle
donde no existe el miedo,
la salida es una puerta
donde alguien te espera.
Si en tu desesperación
tienes que elegir
que te guie la esperanza
no la derrota, ni la pedregosa senda,
al final la luz te aguarda
con su recompensa.
Si eliges la vida
florecerá en ti
la desterrada sonrisa,
llenarás de luz y color
la primavera
y recolectarás frutos
para tu mesa.
Toma mi mano,
cuéntame tu pena,
que solo por contármela
será menos negra.
 
Te esperan
Habitas la tierra
donde se ha detenido
el tiempo de la esperanza.
No miras al cielo
ni sueñas con estrellas
que iluminen tu noche.
Te asfixia el aire
y escondes el rostro
bajo alas, que te llevan
sin rumbo ni destino.
Deja que regresen
a tu corazón desierto
los desheredados de tus manos;
no cierres las puertas
a quien busca tu ternura,
y abrígate:
fuera
ha vuelto la nieve.

Sería hermoso
Sería hermoso
ponerle colores a tus días
y una música nueva,
hacerle cosquillas a tu estómago
y endulzarte las horas.
Llevarte al valle
donde se dejan acariciar las nubes
y probar una.
Sería maravilloso
jugar en el mar
y cabalgar olas
libres y oxigenadas,
que van a morir a la orilla,
y que vuelvas a ser,
la que fuiste.







Encuentros y palabras

En mi alma habita
En mi alma habitan personas
que han dejado en mi corazón
su huella.
Una isla, con su lenguaje
y sus tonalidades,
una ciudad de adopción,
a la que debo la riqueza
de mi mundo interior.
En mi alma habita
el recuerdo de los que se fueron
y el temor a lo que el tiempo
me arrebatará sin permiso.
Sentimientos todos,
de despedida y reencuentro,
que me renuevan constantemente
y que zarandean mi alma.
 

Quiero
Quiero pétalos de rosa
por si te caes, mujer,
y cubrir el suelo.
Quiero nubes blancas,
por si te caes, mujer,
y hacerte con ellas una almohada.
Quiero alas de alondra
para que te depositen
poquito a poco
en el cálido nido,
que ha hecho con su plumaje.
Y unos brazos fuertes
como olas oceánicas
para abrazarte.

Pequeñas cosas
Sería hermoso
ponerle colores a tus días
y una música nueva,
hacerle cosquillas a tu estómago
y endulzarte las horas.
Llevarte al valle
donde se dejan acariciar las nubes
y probar una.
Sería maravilloso
jugar en el mar
y cabalgar olas
libres y oxigenadas,
que van a morir a la orilla,
y que vuelvas a ser,
la que fuiste.
 
Tengo tu voz
Tengo tu voz
pero me falta tu piel
el tacto que tanto
me alimenta y me llena.
Tengo tu voz
pero me falta
tu mano sobre mi mano,
dándome fuerzas.
Me falta tu piel
me falta tu abrazo, tu presencia,
el calor de tu mano,
hay un espacio que no lleno,
pero aún tengo tu voz,
supliendo otras carencias,
¡madre, que no me falte tu voz!

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